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Memorias Morenas
La pintura de Lao Córdova es una crónica brillante de colores y de imaginario donde converge sin jerarquía su visión de la historia, del amor, de la vida y del destino de los hombres maltratados y atropellados en sus sueños.
El cotidiano se introduce sutilmente en el universo teatral de sus personajes que nos sumerge en un mundo truculento, donde cada elemento de este universo suspendido en un tiempo imaginario, encuentra su parte de belleza, de horror y de anhelo. Esta realidad truncada nos permite percibir en su intimidad la realidad compleja del Mundo.
Lao Córdova nació en Santiago de Chile el 7 de agosto 1928. Estudió fonación artística en la Academia de artes de Watermael – Boitsfort Bruselas – Bélgica. Entre 1974 y 1988 estudia Escultura con Joseph Henrion, serigrafía, con Jean-Pierre Point, arte mural con Roger Somville, y pintura y arte mural con Pierre Fromont.
Entre los años 1980 y 1984 realizó trabajos de taller en litografía en el Centro Franz Masserel en Kasterle.
Desde el año 1975 ha participado en más de 50 exposiciones colectivas en Bélgica y Europa. Desde el año 1983 ha sido invitada a exponer en más de 20 galerías y espacios culturales en Bélgica, Francia, Alemania, Portugal, Cuba y Brasil. Por primera vez expone en Chile.
Conozco a Gladys Córdova (Lao) hace algún tiempo, un día, hace años, la encontré contemplativa a la entrada de mi estudio. Aparición mágica, que surge de la nada, como una ninfa.
Menuda seca, silenciosa como una roca esculpida por el viento y el sol. Su diálogo sin ornamentos, voz retenida de una inflexión, sombra profunda, armoniosa, teñida de su lengua natal. Parece llevar el peso de milenios, como los cíclopes de islas remotas. Personaje de cuentos, de donde emana la musicalidad y la fragancia de las flores de arbustos silvestres.
Un día fui a su taller, donde descubrí un personaje fascinante con gran fuerza y expresividad en su pintura.
Creo que la pintura de ciertos artistas debe ser considerada fuera de las “tendencias” del arte, porque a menudo no tienen que ver con la actualidad. El mundo de estos artistas está en otro lugar, fuera del tiempo “limitado”. La pintura de Lao, por ejemplo, podría pertenecer a los frescos de Pompeya, a los mosaicos bizantinos, o a las pinturas de la Edad Media.
Espero que la humanidad sea aún capaz de mantener la espontaneidad saludable de estos artistas fuera de las normas.Así es el trabajo de Lao Córdova, la obra de un ser humano vivo, lleno de vigor. Su pintura es una pintura humana. Su valor es y está en su humanidad. Una pintura auténtica que canta el corazón del hombre.
No es sin tener en cuenta a los lenguajes actuales o a los de moda, que podemos apreciar un artista maduro, expresándose de forma tradicional. Creo que el valor intrínseco de la obra de arte no se evalúa a priori por su lenguaje técnico específico, si no, más bien, por su poder expresivo autónomo.
“L’ARTE E ‘ARTE QUANDO C’E’. El arte es el verdadero arte cuando expresa un sentido. Cuando crea significado, expresa pasión, y lirismo del alma.
Me parece que la pintura de Lao Córdova rebasa de “sentido”, porque es una pintura que nos interpela, nos desafía, nos toma en brazos a través de sus proposiciones; gritando la alegría y la belleza de nuestras vidas.Una pintura esencial y popular.
Su canto pictórico es áspero, rudo, como un poema de hombres simples.
Su pintura nos transmite una poesía alegre, sencilla, ruidosa. Ella pinta desde un gesto áspero, inmediato y rugoso, pero absolutamente “puro”, vibrante, de un instinto primario alegre, armónico y disonante a la vez, henchido de gracia, casi salvaje.
Mismo si su historia personal es dramática, porque tuvo que exiliarse, evitando así la barbarie primitiva que se había amparado en su país. Su obra no es trágica, al contrario, el mensaje de Lao es invariablemente positivo. Para ella, la vida resurge SIEMPRE. La vida renace, regenera, la vida misma nutre la voluntad para poder reinventarla.
Producto de su concepción de la vida, sus colores son de una densidad intensa, el vigor de la mezcla de las tintas en su pintura convocan el sol, la música, y la alegría.
Creo que nos equivocaríamos si calificamos la pintura de Gladys Córdova, de ingenua. Observemos con profundidad y descubriremos la expresión de la fuerza que generan. Música y gracia. Lao pinta la emoción primaria del alma. No es la finura de su ejecución, que nos interpela, si no la fuerza de la “forma – color”. ¡Una explosión de lirismo!
La pintura de Lao Córdova es música alegre. Mezcla de pigmentos densos que “construyen” las formas iluminándolas de un cromatismo sensacional. Su gesto pictórico puede hacer recordar las pinceladas densas de Van Gogh. Con menos construcción, menos organizados, las pinceladas de Lao son espontáneas, sin control, que diseñan formas sólidas, abruptas, los bordes son ásperos, casi brutales. En muchas formas que predominan los colores luminosos, brillantes, como el azul de Prusia o el cobalto, los colores puros que a veces diluye para formar volúmenes, que suelen ser in delimitados por un franco azul ultramar. Emana de estas formas plásticas una poderosa dinámica
creada en algunos cuadros, por el movimiento de las líneas diagonales de donde se desprenden siluetas fuertes, vitales de espacios amarillos, ocre, naranja. ¡Una explosión de colores, una poderosa
explosión de musicalidad y de vida!
Giuseppe Giunta
Crítico de arte italiano, pintor y escultor=