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“Los engranajes del mundo”: Pancha Núñez aterriza en Matucana 100 con una revisión de los cuarenta años de su trayectoria artística
La artista se formó junto a “La promoción del ochenta” y es considerada la artista contemporánea chilena más influyente y relevante.
La muestra incluye obras en pintura, escultura, dibujo, grabado y bordado, entre otros medios, además de trabajos colaborativos en teatro y diseño, documentos y archivos personales de la artista chilena, en una exposición curada por Paula Solimano.
Santiago 03 de abril de 2023. Cuatro décadas de carrera artística, con obras repartidas por diferentes colecciones institucionales y privadas de Chile y Europa, conforman la primera revisión de Pancha Núñez (Santiago, 1961), la cual contó con el apoyo de alrededor de veinte coleccionistas. “La exposición es el resultado de un esfuerzo colectivo por poner en valor su trabajo, y es el fruto de relaciones que han perdurado en el tiempo”, cuenta la curadora Paula Solimano a cargo de “Pancha Núñez: Los engranajes del mundo”, muestra que se inaugurará en Matucana 100 el 15 de abril.
Trabajando en pintura, escultura, grabado, dibujo, diseño y bordado, además de trabajos colaborativos en teatro y diseño, documentos y archivos personales, la artista muestra cómo oscilamos entre estar vivos y ser inertes, ser humanos y animales, objetos y sujetos, como dos polos en constante lucha y tensión. Con una propuesta que no es secuencial ni cronológica, Solimano asegura que esta exhibición subraya las soluciones y materiales a las preguntas existenciales de Pancha Núñez, quien estudió en la Universidad de Chile y la Rijksakademie van Beeldende Kunsten de Amsterdam, Holanda.
De hecho, el nombre de la exposición se debe a una frase recurrente de la artista: “Quiero entender los engranajes del mundo”, que representa sus permanentes esfuerzos por entender las dualidades que mantienen al mundo andando, abordando reflexiones sobre los roles de género; la experiencia ambivalente de la maternidad; el encierro, la soledad y su impacto sobre la salud mental; los miedos a la muerte y la catástrofe climática. “Se trata de temas universales, que se relacionan con la familia, la soledad o la salud mental. También me interesa poner en evidencia su inagotable fuerza de creación: trabajando con lo que tiene a mano, y sin afiliaciones teóricas, políticas o conceptuales, crea una obra profunda a la vez que accesible, que apela a personas de diferentes maneras”, cuenta.
Pancha Núñez se formó junto a artistas como Samy Benmayor, Omar Gatica, Bororo, y Pablo Domínguez, denominados “La promoción del ochenta”. Se dedicó a la escultura cuando ellos hacían pintura, y a fines de los ochenta se fue a Holanda, donde se involucró con el teatro y el diseño, mientras continuaba exhibiendo sus obras en Chile. Desde mediados de los años 2000, ha colaborado con Nikolás Sato y artistas jóvenes del underground. “Pancha ocupa un lugar especialmente escurridizo en la historia del arte en Chile. Hay artistas contemporáneos, como Cristián Salineros, que la consideran un referente para la escultura en la historia del arte reciente, junto a artistas como Juan Pablo Langlois, o gestores culturales como Susana Mansilla quienes, junto a Cecilia Vicuña, la consideran la artista contemporánea chilena más influyente y relevante”, explica Solimano. Por eso, la curadora afirma que esta exposición, más que ubicarla en agrupaciones o corrientes artísticas, despliega su obra, para que de ella se piensen nuevas genealogías y constelaciones que hasta ahora no han sido admitidas.
Y, aunque no se intenta ubicar a Pancha Núñez dentro de una genealogía, la muestra sí detecta múltiples y simultáneas referencias en sus obras a figuras canónicas como también guiños al imaginario popular chileno, del cual ella se siente parte. “Nací en una familia de campesinos, a las afueras de Colina, y ahí se contaban siempre supersticiones de todo tipo que han marcado mi vida”, asegura, y se emociona al recorrer lo que ha sido su vida hasta ahora, sus errores, sus éxitos.
Cuenta que las inspiraciones de sus obras tienen como referente su niñez, la madurez, pero sobre todo la imaginaría popular. Recuerda esta costumbre de no dar vuelta el salero, tal como aparecía en los gobelinos de la Última Cena que observó en muchas casas de campo cuando era pequeña. Pero también hay objetos que pertenecieron a su niñez y que rondan su imaginario: la frutera rebosante de fruta fresca arriba del refrigerador, o los floreros, que hacen referencia al lujoso florero de su madre, “una antigüedad que era como lo más preciado que tenía y era predominante en la mesa del comedor. Todas esas cosas se me han venido ahora último, y son importantes para mí”, afirma la artista.
Hay cierta libertad que se experimenta al recorrer la revisión artística de Pancha Núñez, porque no son piezas que forman parte de un puzzle. “Me encantaría que las personas nos identifiquemos y veamos en sus pensamientos y emociones: en la sensación de que pasamos de ser personas a objetos, de la euforia al vacío, o el deseo de que nuestros cimientos o estructuras perduren en el tiempo. Creo que su trabajo ayuda a pensar en temas relevantes hoy como inteligencia artificial o la distinción entre humanos y más-que-humanos; aunque no es parte del guion curatorial, espero que resuene al menos con parte de las audiencias.”, recalca Solimano.